Quiero comenzar directo al grano, con esa pregunta que te quita el sueño…
«Estoy sintiendo que viene un atracón ¿Qué hago en este momento?»
Si vivís en ese ciclo de prometerte que esta vez «es la última», solo para sentir que la comida vuelve a ganar la partida, quiero que sepas que no existe una varita mágica que cambie todo en ese preciso instante.
La solución no está en la magia, sino en la comprensión. Y te prometo que la culpa y la frustración que sentís después de un atracón, no tienen por qué ser parte de tu historia.
En este artículo vamos a hablar de las verdaderas razones que causan los atracones de comida.
Derribaremos el mito de la adicción al azúcar, y te explicaré por qué la fuerza de voluntad no tiene relación alguna con la verdadera solución para dejar de tener atracones.
Además, te compartiré una herramienta poderosa para que podás prevenir los atracones en ese momento de impulso.
¿Lista para cambiar la lucha por la paz con la comida? Comenzamos.
¿Qué causa los atracones de comida?
Cuando estás a punto de tener un atracón, lo primero que suele aparecer es la frustración. Esa sensación de “otra vez no pude controlarme” puede ser devastadora. Sin embargo, lo importante no es permanecer en la culpa esperando que eso te ayude, sino comprender qué es lo que causa los atracones.
Una de las creencias más extendidas es que los atracones ocurren por una supuesta adicción al azúcar. Pero tratar los atracones como si fueran una adicción es uno de los mayores errores, tanto a nivel metodológico como terapéutico.
Hay una diferencia clave entre una adicción y un atracón:
- En una adicción, la persona busca activamente la sustancia pese a las consecuencias negativas.
- En los atracones, el deseo más profundo es que desaparezcan. Quien tiene atracones busca realmente aliviar una tensión emocional. El atracón no es el objetivo, es el efecto secundario del malestar.
Cuando se considera la comida como el enemigo, el foco se desvía al alimento —azúcar, pan, chocolate—, y la solución inmediata parece ser eliminarlo. Pero esto agrava el problema, porque refuerza la principal causa de los atracones: la restricción alimentaria.
La restricción puede ser conductual o mental.
- La conductual aparece cuando hacés dietas muy bajas en calorías, evitás comidas o eliminás grupos enteros de alimentos.
- La mental surge cuando pensás todo el día en comida con culpa, ansiedad o miedo.
Ambas formas de restricción generan presión interna hasta que esa “tapa” explota, y ahí llega el atracón. Por eso, eliminar alimentos no resuelve el problema: lo intensifica.
¿Por qué frenar el impulso de un atracón no tiene que ver con soportar más fuerza de voluntad?
Intentar frenar un atracón con fuerza de voluntad es como tratar de parar un tren con una sola mano: imposible y agotador.
A diferencia de las drogas, el azúcar cumple una función vital en el cuerpo. Es fuente de energía para los músculos y, sobre todo, para el cerebro. Cuando restringís la comida, tu cuerpo lo interpreta como una amenaza: una hambruna.
En ese momento, se activa el sistema límbico, la parte más primitiva del cerebro, encargada de la supervivencia. La corteza prefrontal —donde está la lógica y la voluntad— se apaga.
Por eso, cuando estás frente a un atracón, no te falta autocontrol, tu cuerpo simplemente está tratando de sobrevivir. Busca energía rápida en los alimentos que justamente habías restringido.
El impulso no es un enemigo: es un mensaje fisiológico y emocional. Tu cuerpo te está diciendo que necesita energía, seguridad y calma. Resistir con fuerza de voluntad solo empeora la desconexión entre lo que sentís y lo que tu cuerpo necesita.
Herramienta poderosa para prevenir el impulso de un atracón en tiempo real
Si la causa principal de los atracones es la restricción, la solución está en lo opuesto: en tener estructura y nutrición constante.
En el VIDEO que está debajo, te cuento en qué consiste esta poderosa herramienta, que te ayudará a prevenir el impulso de los atracones en tiempo real.
Hacé CLICK abajo para ver el VIDEO.
Conclusiones
Los atracones no son una falta de voluntad. Son una respuesta natural a la restricción, la culpa y el miedo.
La solución no está en eliminar alimentos, sino en comprender la necesidad que hay detrás del impulso.
Tu cuerpo no te sabotea: te está pidiendo equilibrio y nutrición.
La próxima vez que sientas que el atracón se acerca, recordá:
No es debilidad, es una señal. Dale a tu cuerpo lo que necesita —estructura, alimento y amabilidad— y verás cómo comenzarás a recuperar la calma y el control, liberándote de las luchas y de la culpa.
Si estás decidida a comenzar a vivir sin atracones, puedo ayudarte.
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Espero que esta información te haya sido útil. Te pido por favor que la compartas con aquellas mujeres que conozcas y sepas que les puede ayudar.
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Nos vemos pronto,
France

